Memorias de una existencia Roja...





¿Qué es verdad?...
- Tú no eres real.
- ¿Qué es real? – Dijo con una voz suave y delicada- Yo soy real, tócame -acercó mi mano a su cara, era real- ¿Me tienes miedo?
- No, bueno si, un poco- dije apenado y desorientado-
Lo veía y era mi espejo. Vestía pantalón de mezclilla con camisa blanca. Su cara era seria y se veía molesto.
Yo, en cambio, usaba el mismo traje café, con mis zapatos rotos de piel, corbata del mismo color de la ropa y una camisa percudida, antes blanca ahora amarilla. Estaba un poco asustado y desconfiado como siempre, como antes.
¿Estaba soñando?, no lo sé y nunca lo sabré…
Sentía un dolor en la pierna que no me dejaba en paz, eso me hacía dudar ya que pensaba que estaba dormido.
Me miraba con ojos fijos, con recelo. No me alejaba la vista.
Ahí estaba yo… En mi cuarto, en mi calamidad, en donde vivía, donde dormía. Estábamos todos, yo parado delante de una pequeña mesa de plástico y él parado enfrente de la única ventana que tiene mi hogar. Vire y ahí estaba yo, sentado en ese sillón antiguo y sucio. Estaba una persona serena, en paz. Miraba hacía el universo, vivía feliz, poseía una ligera sonrisa, una serenidad colosal. Él vestía con una camisa guinda, con pantalón de vestir azul marino y zapatos negros que resplandecían como su sonrisa.
Me quedé impactado, sin aliento, me había enamorado…
- Creo que te gustó, ¿verdad? -Me preguntó mi segundo- Yo sé lo que piensas, recuerda, soy tú. Pero el no es bueno, no para ti.
- No me importa, quiero seguir observándolo.
Lo miraba pacífico en el sillón. Él veía al frente con la mirada perdida, no parecía que residiera ahí. No nos miraba, no nos oía.
- Quiero que sepas algo, no estoy aquí por coincidencia, he venido porque quiero obtener algo de ti o mejor dicho no obtener nada. Ya has hecho mucho y nada como siempre.
- No comprendo -le dije mirándolo a los ojos-
- Ya entenderás, pero quiero que te quede claro - Se volteó, me miró de frente, su cara era seria- En este momento eres mío, descubrirás lo que te diga. Serás lo que yo quiero que seas y así vivirás con tu ser, con tu chico lindo y tranquilo que tanto anhelas. No estaré contigo siempre, yo tengo que trabajar, porque yo si tengo trabajo- dijo con sentido irónico- Pero estarás bien, o tienes que estarlo. Abre tu mente y vámonos de aquí…
- ¿Qué?, ¿A dónde?...
Cerré mis ojos y aparecí en el mar, era un día cálido, era una playa solitaria. Se escuchaban las olas del océano, las gaviotas y más alejado se percibía una melodía de piano y violín. Estaba parado frente al mar, vestía un ridículo traje de baño de rayas azules con grises que dejaba ver mi barriga. A lado mío estaba mi retrato, con un short rojo y descubierto su abdomen.
No me expresó nada, no me habló, sólo me señaló al mar. Gire y estaba mi amado, mi ser inalcanzable. Estaba nadando como un dios, disfrutaba del agua, sonreía y se sumergía.
- Ve hacía él – me dijo mi segundo-
No lo dudé, quería aproximarme, comencé a introducirme al mar y empecé a nadar, mientras más quería acercarme a él mas se separaba. Lo perdí de vista. Me quedé detenido. De repente sentí como una mano enganchó mi tobillo y me sumergió en el mar. Era mi gemelo… me puso frente su cara y con voz seria y molesta me dijo:
- No sabes nadar…
Comencé a ahogarme, quería brotar a la superficie pero no podía. Me faltaba oxigeno, inicié a tragar agua, pataleaba para alcanzar llegar a la luz de día pero mi gemelo me lo impedía. Me soltó, braceé lo más rápido que pude y… salí de entre la arena. Escupí mucha tierra que tenía en la boca, empecé a ahogarme, a toser, a vomitar polvo. Me levanté y vi que me hallaba en un desierto inmenso, no se observaban montañas próximas, no había viento, ningún ruido se lograba escuchar. Era un día soleado, empecé a sudar y el sol me hizo recordar…
Estaba en un cuarto húmedo, frío donde una vela iluminaba el paisaje desolador. Estaba mi padre vencido por el alcohol en una esquina, mi madre abofeteada y desfallecida en el suelo, mi hermano en su petate cantando mientras sangraba de la cabeza y poco a poco perdía el juicio. Me vi a mí de pequeño entrando en ese jacal; observaba a mis padres, los miraba con odio y desprecio, esa historia, siempre la misma, se repetía una y otra vez… Mi brazo estaba roto se alcanzaba ver el hueso, estaba lleno de golpes al igual que mi rostro. No lo dude… tiré la vela en el piso cerca de un metate, las llamas consumieron a mi familia mientras yo estaba sentado fuera del cuarto infernal… Mi vida pasó en un segundo, llegué al centro de Veracruz, me raptaron, abusaban de mí, me seguían golpeando, me vendían a personas, era explotado… Desaparecí y fui a la ciudad… y aquí estoy, en un desierto…
Desperté entre la arena, y vi llegar a lo lejos a mi segundo montado un camello negro…
- ¿por qué me hiciste eso? – le dije con coraje-
- Porque así son las cosas en mi mundo. Es mi imaginación y la tuya, aquí no hay reglas… bueno solo una, de la muerte no se puede huir.
La arena comenzó a elevarse y aparecimos en la metrópoli. Yo vestía un traje negro y mi espejo un traje gris. Estábamos en una esquina, en el centro de la ciudad. Pasábamos la calle cuando él se detuvo en medio de la avenida y causó un incidente automovilístico donde tres autos se volcaron. Se dio a la fuga mientras los demás ayudaban a los heridos.
Giré mi vista y en la esquina estaba mi amado. Se encontraba firme mirándome con cariño, me quedé inerte. La multitud se aproximaba y me desviaba de él. Yo, alterado, comencé a empujar a la aglomeración pero mis actos fueron en vano, el gentío no me soltaba… En ese momento recordé lo que mi mellizo señaló… es mi imaginación. Así que eso hice, imaginé estar en la otra acera. Cerré los ojos hasta aparecer delante de mi objetivo. Lo miré de cerca, me sonrió. Usaba un traje blanco, con corbata roja. Me veía a los ojos. Me enamoraba cada segundo más de él. Lo toqué, acaricié su mejilla, el cerró sus ojos y sonrió. Concebía su piel perfecta, su amor, su felicidad, su gozo. Tomé su rostro con mis dos manos y me acerqué hasta rosar sus labios con los míos. Lo besé, me bese… Por primera vez en mi vida sentí armonía, me sentí decente de vivir porque sabía que alguien respondía mi amor.
Todo el mundo desapareció, no había ruido alguno, solo estábamos él y yo tocándonos.
Y, se desvaneció…
Lo veo desde las alturas con mi corbata roja y mi malestar en la pierna.
Ahí están ellos…
Abrí mis ojos y estaba en un infinito cuarto sin color. Yo usaba un traje blanco como el de mi adorado.
No me podía mover, estaba estancado de pie con las manos a los costados y las piernas juntas, mi cabeza no podía girar, no podía parpadear…
Vi, a lo lejos, que apareció una persona con traje negro. Era mi gemelo. Comenzó a correr hacia mí con una velocidad impresionante, yo no me podía mover y él venía para estrellarse contra de mí. De repente todo se convirtió en cámara lenta, podía ver como mi mellizo movía sus músculos de su cuerpo, como su cabello se sacudía por la velocidad… y llegó ante mí, se detuvo antes de arrojarse, me tomó del cuello con una mano y cargó. Yo no podía defenderme…
- Me abandonaste… - dijo tronando los dientes-
- ¿Qué? No, no. Sólo que no te vi.
- Te odio lo sabes – me dijo apretando más mi cuello-
- Espera, espera… ¿Qué te he hecho?
- Yo soy el resultado de tu miserable vida, ¡deberías temerme!... Eres basura humana. No te tienes que preocupar por tu amado, él no volverá. Te quedarás conmigo y sufrirás por lo que me has hecho.
Me había cansado de esto, era mi vida, mi mente mi imaginación. Lleno de irá le dije:
- No… ya basta de esto. Quiero ser feliz, seré feliz aunque tenga que exterminarte…
Mi maldad me vio, me comenzó a bajar lentamente y con voz tranquila pero amenazadora me preguntó:
- ¿Eso quieres? ¿Estás seguro?...
No le respondí…
- Entonces, así será.
Y desapareció…
Pestañee y aparecí en un parque desolado. Estaba en el centro de un pequeño zócalo. De pronto vi a un niño acercarse con una paleta grande de caramelo de diferentes colores. El niño vestía una bata roja con un moño blanco en el cuello. Era mi hermano…
Me quedé inmóvil. Estaba aterrado, pero me asustaría más lo que seguiría después. Abrió la boca y comenzó a cantar…
Ellos robaron
A la mente de su sueño
La ataron con fuerza y pasión
Siguen ahí para linchar
¿Dónde estás? No huirás
Comenzó a sangrar de la cabeza… y sonrió.
Enseguida el parque se llenó de niebla y empezaron a nacer hombres de ella, eran los hombres que habían abusado de mí, entre ellos estaba mi padre, y cantaban así:
Es la hora de morir
Quiero ver tu sangre
Quiero destripar
Hoy fallecerás.
Y permanecieron inmóviles…
Sentí a alguien a lado de mí, el calor de uno que tomaba mi mano, era… mi amado.
De pronto los muertos, los fantasmas comenzaron a acercarse poco a poco a nosotros… Giré a ver a mi amado y tenía cerrados sus ojos; y cerré los míos… De pronto estábamos en medio de un tornado, planeábamos en él. No pude sujetar a mi querido y salió volando… mientras yo pretendía ir tras él, mi segundo, mi maldad, me asió del cuello y me sumergía a lo profundo del tornado, llegamos a la tierra y comenzó a hundirme, me usó como una excavadora humana. Me trasladó hasta el infierno, a su infierno. Llegando a las rocas cubiertas en llamas, seguido por un gran e inmenso río de lava; mi segundo, sin decir una palabra, agarró a un arrepentido, lo metió entre las llamas de una roca y mientras este ardía en el fuego del infierno, mi segundo lo comenzó a destrozar y con uno de sus huesos, aún en fuego, me atravesó una pierna. Cerré mis ojos mientras un grito desesperado surgía de mi alma, de pronto abrí mis ojos y me encontraba en mi cuarto, en mi vivienda. Volteé y en un extremo del cuarto estaba mi vecino sentado en una butaca encadenado; del otro lado estaba mi maldito a lado de mi parrilla, le había removido la manguera y el gas brotaba a montones. Mi vecino gritaba con impotencia y mi segundo, antes de salir del cuarto lanzó un cirio encendido el cual hizo que todo mi pequeño departamento explotara…
Observaba a mi vecino como iba calcinándose. Su rostro se iba desprendiendo, su piel se desvanecía como polvo. Yo, residía en una burbuja impenetrable para el fuego, mi amado la había fundado… Tenía miedo, estaba aterrado… Sabía que mi final estaba cerca. Caminé a la ventana y noté a hombres de negro expulsando bolas de fuego hacia la entrada de mi edificio… Ahí lo vi, con su corbata roja…Venía por mí…
Ahí están ellos… aquí estoy yo, con mi corbata roja. Estoy en la calle, ingresando al edificio mientras una guerra, en cámara lenta, se desencadena en contra de la maldad gemela, de mi propio ser. Esquivo las bolas de fuego que son enviadas a destruir a mi segundo, a mí otro individuo… Subo las escaleras e ingreso al fuego suspendido, observo al señor atado en el asiento con un grito congelado, con su cráneo al desnudo… Llego con la persona que me hace vivir aún, me introduzco en la burbuja que yo cree… Él me mira, me sonríe, todo en un segundo interminable, lo tomo de la mano y nos desvanecemos de nuevo mientras un beso eterno guía nuestro amor a su perdición…
Llegamos a una estación del metro, no sé porque estamos ahí, no fue mi intención quedar en ese lugar, algo anda mal. Volteamos y observamos a lo lejos a nuestro otro yo, estaba quemado y herido, sucio y con la ropa desgarrada, se notaba harto y furioso, permanecimos inmóviles sin poder hacer nada. Llegó ante nosotros, me tomó por el pecho y me aventó con una fuerza brutal hacia el otro extremo del andén. Mi enamorado corría mientras su alma infernal lo perseguía arrojando y apuñalando a la gente que se situaba a su paso… Llegó a él y sin dudarlo lo apuñaló en el estomago… sacó el cuchillo y lo apuñaló de nuevo en el cuello mientras mi amado lo observaba a los ojos y caía al suelo con un rostro asustado y lleno de liquido rojo… murió.
Yo me quedé impactado, asombrado, asustado. Me quedé inmóvil mientras que un grito surgía de mi corazón. Mi otro yo apareció frente a mí me tomo por los brazos, me acercó a las vías y me arrojó… Fue en ese momento que todo tomo un sentido. Al caer, mi pierna tronó y comenzó un dolor, ese dolor de siempre en la pierna. Las personas corrieron a ayudarme mientras mi maldad se desvanecía como ondas de agua. Me levanté, un señor me estiraba el brazo para ayudarme a salir de las vías en donde el tren hacía su arribo a la estación. No me moví, recordé y analicé lo sucedido.
Por eso residía sentado en el sillón, por eso existía sin moverme en la esquina de la calle, por eso estaba sin moverme en el andén del metro, era yo quien estaba imaginando. Gire a ver el tren que en vez de frenar comenzó a acelerar aún más, volteé a ver al señor que me quería auxiliar y ya no estaba, en vez de ese hombre estaba mi hermano con su rostro serio y su eterna capa roja.
No lo podía creer, observé a lo lejos como mi amado fallecido se desvanecía como ondas de agua…
El tren estaba arribando, mi hermano ya no estaba… Vi la cara del conductor… y… era yo… Me arrasó, lo arrase, me atropelló, lo atropellé… y fallecí…
- Y, aquí estoy yo… en terapia con usted. Ahogado en interminables medicamentos para deshacerme de ese “trastorno” como lo llama usted.
- Ya sabes todo lo que hiciste ¿O no?
- Si, y lo lamento
- ¿Sabes que sigue ahora?
- Me iré con usted.
- Exacto... Causa y consecuencia…Ahora dime, ¿quién era el tercero?
- Era mi futuro. Lo sé, lo sé…
- Exacto, sólo quería saber si lo habías comprendido…Eso es todo, nos vemos en una semana, ellos te darán tus medicinas.
Me retiré, me despedí del psiquiatra y con una sonrisa en mi boca salí del consultorio, tomé a mi hermano de la mano, lo miré y le aseveré que todo estaría perfecto…
Me alejé de mí y me fui a vagar, a volar…
…¿Qué es verdad?


Autor: Daniel Gayosso

ATENCIÓN: Este relato no tiene nada que ver con mi vida. Es una tarea de la materia de redacción.
DaNiEl´S gRiM
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τσdσs lσs Dεяεcнσs яεsεяvαdσs.
cσρчяιgнτ ©2010








4 comentarios:

Danielita dijo...

No maaaaa tatashi te la rifaste, esta bien chido, no deje de leerlo hasta que acabe... uhhh que loco está no maaa! esta bien chido lo recomendaré y por supuesto tienes que sacarte un diez!! me gusto mucho, de ahora en adelante te adularé a ti y a tus otros yo's jejejejeje!

Saludines

Urdapilleta dijo...

jaja sip la neta está super bien tatashi, lo leeré de nuevo jaja está loquito y muy bien estructurado.

LEON ARQ. dijo...

WOW WOW WOW MUY BIEN MUY BIEN TE QUEDO MUY PADRE, ES INTERESANTE, AMENO, FLUIDO, CON BASTANTE IMAGINACIÓN ME ENCANTO COMO VAS CAMBIANDO DE ESCENARIOS ES UNA DE LAS COSAS QUE MAS ME GUSTÓ ADEMÁS UN FINAL INESPERADO GENIAL WI WI WI WI WI JEJEJEJ!!!!!!!!

flashhlover_Amaiado dijo...

Genial bebote!!! cuiando saques tu libro de cuentos yo quiero la primera edición!!! :p jajajajajjaja